El mundo de DC Comics en la Televisión se sigue expandiendo, y ahora le toca el turno a Lucifer. Basada en el personaje creado por, bueno, Dios, pero adaptado a los cómics por el mismísimo Neil Gaiman para su seminal Sandman. El Lucifer de Gaiman era temáticamente adecuado para su historia; cansado de su rol como rey del Infierno, Lucifer un buen día dijo “Al yo, me voy de aquí. Arréglensela ustedes solos.” Claro, esto acabó causando muchos problemas, y su eventual caída, al Señor de los Sueños que protagonizaba la historia de Sandman, pero eso ya no fue responsabilidad del rey de las tinieblas. Después de pasar una relajante vacación en la playa, Lucifer se dirige a Los Ángeles, donde funda Lux, su propio club nocturno, y pasa las noches tocando el piano. Una vez que terminó Sandman, DC le dio al personaje un título propio donde continuaría sus aventuras bajo la pluma de Mike Carey. Continuando con lo establecido por Gaiman, Carey se dedicó a una exploración metafísica del libre albedrío y una literal búsqueda de Dios.

La serie de TV no es muy parecida a eso.

Producida por Warner Bros. e igual que Gotham transmitido por Fox, la serie toma la idea principal de Gaiman (i.e. Lucifer en la Ciudad de los Ángeles , dueño de Lux) y lo inserta en medio de un procedural; un show de policías que intenta mezclar a la mundana agente de policía con el carismático personaje sobrenatural como la reciente Sleepy Hollow.

En el piloto vemos a Lucifer (interpretado por Tom Ellis) como el dueño de Lux, quien todas las noches se dedica a la rutina hedonista permitida por ser dueño de un club nocturno/capaz de despertar los deseos más perversos de todas las personas con las que tiene contacto. Cuando una antigua amiga es asesinada frente a sus ojos, se dedica a encontrar la persona que ordenó el crimen. Su búsqueda lo lleva a toparse con la detective Chloe Dancer (Lauren German) y después de una aceptable – y predecible – cantidad de giros de tuerca logran capturar al asesino. Ah, pero Lucifer también tiene que lidiar con la enigmática figura de Amenadiel (D.B. Woodside), un ángel quien le dice que se deje de payasadas y que debe de regresar al Infierno a cumplir con su deber.

Insertar a la Estrella de la Mañana en medio de un procedural, posiblemente el género más trillado y genérico de la televisión, sonaba como una pésima idea, en particular después de la cancelación de Constantine, un show que no necesito de muletillas por encima de su premisa sobrenatural (aunque, en retrospectiva, tal vez las necesito…) pero Lucifer funciona. La trama del piloto fue por encima de la media de un show de policías formulaico y el ritmo es ágil y divertido. El personaje de Chloe Dancer es interpretado con gracia por German y logra ese balance clave entre credulidad y escepticismo que se debe de tener en una situación tan fantástica como la que presenta el show.
Pero, siendo sincero, la verdadera razón por la que el show funciona es por Tom Ellis.

Si hay algo que saben los actores es que, cuando interpretan al Diablo, no hay medias; tienen que irse con todo. Como Al Pacino, Elizabeth Hurley o Jack Nicholson, la clave es dejarse llevar y ser lo más grande y teatral posible. Como Lucifer, Ellis es carismático, perverso y simpático. Todos sus diálogos son entregados con un retorcido guiño en el ojo; como si constantemente intentara seducir a su interlocutor – que es precisamente lo que está tratando de hacer, para un propósito u otro.

El piloto muestra cuyo concepto se encuentra terminado; tiene un protagonista atractivo que muestra química con su straight man (o woman, en este caso); el formato del episodio semanal está establecido, así como un arco de temporada – o de serie, incluso – que le da posibilidad de liberarse de las ataduras comunes de los procedurals. ¿Es diferente al Lucifer de Vertigo? Sí – por ejemplo, el personaje de la serie es mucho más emocional y, digamos, humano, que la figura distante y taciturna de Gaiman. Pero el concepto esencial es el mismo, y si el mismo Gaiman (y Carey) le han dado su bendición al show, equiparando al personaje con un juguete en una caja de arena con el cual otras personas pueden jugar a libertad, ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo más que por sus propios méritos?

El show está un poco diluido, es TV abierta, después de todo, así que no encontraran mucho sexo o violencia, pero no es realmente un punto en su contra, a menos que quieran que todos los shows sean como Game of Thrones. Aun así, el solo hecho de hacer un programa de televisión basado en Lucifer fue suficiente para que esos grupos llorones de conservadores lo protestaran. Claro, las protestas son inútiles – One Million Moms  puede gritar a los cuatro vientos lo terrible que es – pero lo que importa son los raitings. ¿Qué tanto afectara que, por ejemplo, no  lo sintonicen en el llamado “Cinturón Bíblico” de los Estados Unidos (el sureste)? Esperemos que no sea otra serie que la cancelen sin llegar a su pleno potencial.

Lucifer se empezara a transmitir por Fox en algún punto del 2016.

–Héctor

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