Ver Zootopia es una verdadera maravilla. Los estudios Disney, desde que compraron Pixar, están en una racha tal vez sin paralelo desde esa época de oro de los 40’s, sacando un clásico tras otro. Las reseñas han sido universalmente positivas, tanto de la critica como del publico, y la taquilla ha sido igual de positiva. Es fácil darse cuenta por qué; Zootopia es una mezcla de géneros, que a diferencia del noble dinosaurio del año pasado de Pixar, resulta mucho más efectiva. Hay genuino carisma en la cuidadosa creación de su protagonista, la oficial coneja Judy Hopps y su zorro compañero, el estafador Nick Wilde. Como las mejores películas de buddy cops de los 80’s, Zootopia es graciosa e ingeniosa gracias a la interacción de sus protagonistas.
 
¿La trama? Es un misterio – las misteriosas desapariciones de varios ciudadanos de Zootopia – que es genuinamente interesante y bien logrado. La ciudad epónima del titulo es otra maravilla, y usar a Judy como substituto de la audiencia para mostrarnos su majestuosidad fue excelente. ¿Una serie animada de Big Hero 6? Excelente película, pero al diablo Neo-Tokyo, nunca logró ser ni la mitad de interesante que Zootopia y sus ecosistemas. Sobra decir que toda la familia la amó y cómo no, es genial.
 
Pero aun así hubo algo que me dejo pensando. Una sensación incómoda. Esa sensación de que con todo y sus virtudes, la película tiene un fallo justo en el centro de lo que está tratando de decir.
 
La metáfora es bien, bien confusa.
 
Lo que más llamó la atención de la cinta no fue todo lo que acabo de mencionar, sino que, en su corazón, es una fabula en contra del racismo y los prejuicios.
 
Cuando funciona, lo hace muy bien. Judy sirve primero como una muestra del sexismo. Tiene que ser mejor que los hombres y trabajar el doble de duro, para acabar siendo menospreciada e ignorada. Si quiere probar que es una buena policía, tiene que resolver un misterio en dos días que sus compañeros no han podido resolver en semanas. Incluso su entrada a la fuerza de policía es desestimada como parte de una iniciativa de cuotas.
 
Para ser una película para niños, en ocasiones es bastante brutal. Fue perturbador ver las escenas de Judy y Nick siendo victimas durante su niñez porque, aunque estamos viendo adorables animalitos que hablan, lo que los cineastas quieren que veamos son analogías con el mundo real. Los efectos violentos y perturbadores de la discriminación.
 
Ese viene siendo el problema. Los animales en Zootopia representan personas, y sus especies representan razas. Su mundo esta dividido, como el reino animal, en Depredadores y Presas. La mayoría son las Presas, con los Depredadores siendo más o menos el 10% de la población, lo que, claramente, esta destinado a ser un paralelo de la sociedad estadounidense. En ese caso, los Depredadores serian…los afroamericanos.
 
En EEUU, los afroamericanos tienen una larga historia de ser vistos como “depredadores” para la sociedad, son los que se “roban a las mujeres” o que, como plagas, destruyen los centros urbanos de sus ciudades. Pero si no se quiere hacer esa equivalencia, sustitúyanlos con cualquier otra raza, es igual de problemático.
 
La analogía se deshace ante la más mínima inspección. La raza, como la conocemos, es una construcción social; no hay diferencia entre dos personas que se base sólo en el color de la piel o las facciones de nuestros rostros. Eso no es un kumbaya hippiesco, es ciencia. De igual manera, es ciencia que los depredadores evolucionaron para refinar al máximo sus características para alimentarse de sus presas. Cuando una persona siente desconfianza hacia otra solo por el color de la piel, se está reaccionado solamente al condicionamiento social, cuando un conejo siente desconfianza ante la presencia de un zorro es porque se lo quiere comer.
 
Sí, en la película se hace hincapié que los animales evolucionaron, pero no es mucho mejor. Es como decir “[Esta raza] solía ser violenta y salvaje, pero ya evolucionaron.”
 
Uno de los momentos más tristes en la cinta es cuando Nick confronta a Judy y esta instintivamente quiere tomar el spray anti-zorros. Es descorazonador que una escena así ocurra en el mundo real, pero en la cinta, es un zorro amenazando a un conejo y tiene la razón en sentirse amenazada.
 
No creo que sea muy descabellado pensar que algunos de esos elementos menos…cognoscitivamente dotados de la sociedad vean Zootopia y piensen que apoyan sus repugnantes puntos de vista, lo cual estoy totalmente seguro que va en contra de las intenciones de los realizadores de la película.
 
¿Es exageración? No creo. El ángulo racial no es una parte superficial de la película, es el componente principal del subtexto que está tratando de desarrollar.
 
Pero eso es lo que hace confusa la metáfora y que deja un extraño sabor de boca, porque es el resultado de implicaciones totalmente accidentales por parte de los creadores, ya que lo que quieren transmitir, lo que vemos en la pantalla, es algo totalmente opuesto.
 
El arco narrativo de Judy es que, a pesar de ser una buena persona, en el fondo tiene prejuicios igual que todos nosotros, y gracias a su amistad con Nick logra dejarlos de lado. Ese es el mensaje central de Zootopia y lo que espero la mayoría de los niños y adultos reciban de verla. Y no es nada más una dictada lección moralista, es desplegada, implícitamente, en la misma Zootopia. Toda su majestuosidad, esa profundidad que me gustaría ver explorada, radica precisamente en sus diferentes especies estando lado a lado, trabajando para que la ciudad sea un maravilloso lugar para vivir tanto para el roedor más pequeño como para el más grande león.
 
El que los directores y escritores hayan perdido el hilo antes de acabar el tapiz no significa que Zootopia sea mala o nociva, pero disminuye un poco lo que pudo haber sido una de las más grandes obras de la animación de los últimos años, algo que la pudiera poner al lado de Up o Inside Out. Varios peldaños debajo de ellas tendrá que bastar.
 
–Héctor

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