Los asombrosos X-Men. Magneto, amo del magnetismo. Grandes enemigos por años. Pero ahora ellos deberan unir sus fuerzas en contra de un nuevo
adversario que los amenaza a ellos y a todo el mundo… en el nombre de
dios. Los miembros de la cruzada de Stryker están preparados para
purificar a la tierra, no importándoles cuanta sangre manche sus manos.
Con el Profesor Xavier como su enemigo y Magneto como aliado, los X-Men
se someteran a una experiencia apocaliptica por un ministro enloquecido.
Los títulos de los X-Men tienen una característica que para algunos podría sonar una obviedad pero no se puede dejar de mencionar. La gran mayoría de los protagonistas son mutantes. Y esto en general los hace únicos, ya que la gran mayoría de los otros títulos de equipos super heroicos constan de miembros de diferentes tipos. Esto podría parecer una tontería y un dato irrelevante, pero para algunos escritores esta premisa es utilizada para hacer un reflejo de ciertos miembros de la sociedad. Un mutante no es mas extraño que un negro, un homosexual o una persona de una religión diferente a la tuya, y en el universo Marvel no nada mas han sido discriminados por ello (al igual que los grupos que menciono, estos en la vida real), también han sido perseguidos e incluso aniquilados por personas que consideran que consideran que ser diferente es malo. Y ahí es donde entra la historia que voy a comentar hoy.

Cuando la gente habla de historias importantes de este grupo, en general salen a relucir la saga de Dark Phoenix, la era de Apocalipsis, o los días del futuro pasado (por mencionar algunas de las mas populares), sin embargo a mi parecer la mejor historia jamas publicada es God Loves, Man Kills (Dios ama, el hombre mata), un numero especial publicado bajo un formato que introdujo Marvel en la década de 1980 llamado Marvel Graphic Novel en la cual contaban historias un poco diferentes y de una mayor amplitud a las que ya entregaban a los lectores en las series regulares de sus respectivos personajes.

En God Loves, Man Kills, Chris Claremont, para algunos el mejor escritor en lo que a los X-Men se refiere, cuenta la historia de William Stryker, un fanático religioso que se vuelve tele-evangelista después de que su esposa diera a luz a un bebe mutante. Después de matar a su familia e incluso intentarse suicidar, un día descubre un articulo sobre los mutantes (el no sabía que su hijo lo era) y decide que es su labor «purificar» a la tierra de estos seres no naturales.

El número es impactante incluso el día de hoy, a casi treinta y cinco años de haber sido publicado originalmente. Tiene ciertas viñetas que se volvieron clásicas, en particular la escena en que Stryker enfrente de millones de televidentes señala a Nightcrawler y pregunta si hay quien se atreva a llamar a eso un humano. Es cierto que el número tiene pocas escenas de acción que es lo que mucha gente espera en títulos de super héroes (yo no), sin embargo la historia esta tan bien desarrollada que no hacen falta, al contrario, me parece que mas la afectaría.

El famoso discurso de Kitty Pryde, mas de treinta años 
después sigue siendo igual de relevante.
  
Otro punto fuerte de la historia es el arte. A lo largo de la historia de los X-Men han desfilado algunos de los mas grandes dibujantes y esta no es la excepción. Brent Anderson era y es uno de los mejores dibujantes, con un trazo muy limpio y muy capaz, experto en desarrollar personajes muy humanos y cercanos a la realidad. Hay dibujantes muy buenos para plasmar super héroes y otros que lo hacen con personas comunes y corrientes, Brent Anderson es capaz de hacerlo con ambos con una gran maestría.

En conclusión, para mi la mejor historia de los X-Men. Si no la han leído búsquenla, en serio no se van a arrepentir.

La impactante secuencia inicial.
El discurso de Stryker es muy efectivo,
en especial entre los de mente mas débil.
 
#Yun

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