Tal vez alguna vez se hayan hecho esa pregunta. ¿Son acaso escogidas por un jurado de ancianos inmortales en un roca flotando en la membrana que divide realidades? La respuesta es mucho más banal, sí, son escogidas por ancianos, por que de los miles de miembros de la Academia la mayoría de ellos son de avanzada edad. Y lo hacen a la antigua: cada uno de los miembros manda su boleta con su elección. Esa elección es única, su boleta, en teoría, va destinada a esa película en particular, pero también hacen un ranking de los demás candidatos en ella.
En todas las categorías, el ganador es por voto popular. Simple y sencillo. La cinta que tenga más votos se lleva a casa su estatuilla. Pero para la categoría de Mejor Película, la Academia prefirió traer de vuelta en el 2009 un método que había usado en ocasiones en el pasado: el voto preferencial.
¿Qué es el voto preferencial? Es, supuestamente, una manera más justa de elección (se usa también en la política) dónde para determinar el ganador, este debe de tener por arriba del 50% de los votos, pero este umbral es difícil de alcanzar cuando hay tres o más candidatos en la contienda. Para resolver ese problema, el voto preferencial va eliminando los candidatos con menor numero de votos, y distribuyendo esos votos de acuerdo a sus segundas o terceras opciones.
Por ejemplo, vamos a hacer un experimento hipotético. Imaginemos que, en este año, la Academia consta de 20 miembros. Sus votos resultaron así:
¿Qué película sería la ganadora? Si esto fuera el voto popular, George Millar ya estaría pensando dónde poner su Oscar. Ah, pero esto no es así. Aunque Mad Max es la cinta con más votos, sus 6 la ponen todavía por debajo de los 11 que necesita para ganar. Hay que empezar a redistribuir esa riqueza para encontrar el ganador.
Las primeras cintas en irse son Brooklyn y Room. Cero votos de primer lugar para ellas. Imaginen que ya no existen en ninguna de las boletas. Como no tenían ningún voto, no afectan en nada al resultado.
La que tiene menos votos entre las que sí recibieron es Bridge of Spies, con uno sólo. Así que hay que eliminarla. El voto de esa boleta va efectivamente para el segundo lugar, que en este caso es The Revenant.
Ahora The Revenant está en tercer lugar, con 4 votos. 5 para The Big Short y 6 para Mad Max. Ninguna tiene el +50% necesario para ganar. Continuemos eliminando candidatos.
La siguiente en irse es The Martian. Vemos que uno de sus votos tiene a Bridge of Spies en segundo lugar, pero esa ya fue eliminada, así que va para el tercero: The Revenant. La otra boleta tiene a The Revenant en segundo, así que va directamente para ella.
The Revenant ya superó a The Big Short en votos e igualó a Mad Max. Ambas tienen 6 votos, pero aún no se llega al umbral. Hay que eliminar la siguiente, Spotlight, que inició el conteo empatada con The Revenant. Uno de los votos tiene a The Revenant en cuarto lugar, pero como Spotlight, The Martian y Bridge of Spies ya fueron eliminadas, el voto va para The Revenant. Con 3 votos más, la historia de amor entre DiCaprio y el Oso tiene ya nueve votos, a dos de ser la ganadora.
The Big Short, que era el segundo lugar en el primer conteo, es también eliminada porque en esta ronda es la que tiene menos votos. Sus 5 votos se dividen en tres para Mad Max y dos para The Revenant, dandole 11 votos.
Puede pasar por su estatuilla, señor Iñárritu.
Ya sé que están pensando “hiciste un escenario que mostrara cómo The Revenant le roba injustamente su premio a Mad Max” y es completamente cierto y los felicito por su sagacidad, pero, en mi defensa, ahora ya saben muy bien cómo se da el premio a Mejor Película y su potencial falla. Olviden las películas que usé como ejemplo. El problema con el voto preferencial es que tiende a premiar películas blandas, películas que no necesariamente despiertan el amor o el odio de los miembros de la Academia, pero que son generalmente gustadas. Esto previene que gane otra Crash, aunque se acabe premiando a The King´s Speech.
–Héctor
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