«Yo soy la venganza»

[Esta reseña contiene múltiples spoilers]

Después de que Zack Snyder arruinara los super héroes de DC por varios años al fallar miserablemente en crear un universo compartido, Warner adoptó la estrategia de apostar a visiones individuales de los directores y creativos que presenten sus propias interpretaciones de los personajes. El primer intento fue la presuntuosa y fallida Joker, y el siguiente en el plan era una versión de Batman escrita y dirigida por Ben Affleck (que no hizo un gran papel en sus dos incursiones con Zack Snyder). Diversos problemas en la vida personal de Affleck lo llevaron a abandonar primero la dirección del proyecto y finalmente su protagónico, tras lo cual Warner cedió el proyecto a Matt Reeves, que recién triunfó en Fox con su Planeta de los Simios, quien este año nos presenta a El Batman (The Batman) -si, aun no puedo tolerar la derrota cultural de que Warner decidiera titularla solo ‘Batman’ en América Latina-.

Situada en una Gótica oscura y moderna, la cinta nos presenta a un Batman que apenas está en su segundo año como vigilante. Es un joven Bruce Wayne (Robert Pattinson) en sus late twenties/early thirties, consumido en su misión de aterrorizar criminales e intentar sanar sus cicatrices emocionales, persiguiendo y destruyendo el crimen que corroe su ciudad y le quito a su familia. Cuando una serie de asesinatos de alto impacto realizados por el misterioso Acertijo (Paul Dano) empiezan a suceder en Gótica, Batman junto con el teniente James Gordon (Jeffrey Wright) y su fiel asistente y padre adoptivo Alfred (Andy Serkis) empezarán una carrera contra el tiempo para descubrir la identidad de Acertijo y detenerlo, mientras forman alianzas inusuales con personajes como Selina Kyle (Zoe Kravitz), y lidian con los capos de la magia en Gótica como Carmine Falcone (John Torturro) y su segundo al mando el Pingüino (Colin Farrell).

Cuando Warner anunció el proyecto de El Batman mi reacción inicial fue el rechazo, la decisión de Warner de buscar contrastarse de Marvel haciendo a sus personajes oscuros y retorcidos me desagradó en vastas maneras, sea en la oscuridad infantil y vana de Snyder o en la oscuridad pretenciosa y pseudo intelectual de Phillips en su Joker, una versión más de un Batman oscuro y retorcido hasta la médula me generaba apatía y rechazo inmensos. Pero algo me fue ganando poco a poco con esta cinta. No tengo palabras para explicarlo, pero algo en la publicidad, traileres y hasta juguetes de Batman, me hacia pensar que esta sería una cinta diferente, a la que valdría la pena darle la oportunidad. Quedé encantando.

Si, este Batman es aparentemente oscuro y sórdido, lo cual hará felices a los fans de este personaje que se identifican con estos valores en el mismo y por tanto lo hacen suyo, pero dichos valores son apenas el envoltorio del personaje, pues conforme la cinta avanza se revelan las cada vez más profundas capas emocionales del mismo, que construyen uno de los viajes emocionales más ricos del personaje. Lo primero que terminé de admirar y adorar de esta cinta es el profundo entendimiento que Reeves y su equipo tienen del personaje, tanto en su construcción como en la mitología y simbología de la que beben. Cuando terminé la cinta, el viaje emocional y de crecimiento del personaje fue tan solido y hermoso que no pude más que amar este Batman y este Bruce Wayne.

El Batman que inicia la cinta está lejos de ser el Batman platónico. Es todavía un Batman inmaduro y juvenil que piensa que su misión es la venganza, que piensa que su deber es causar terror en los criminales y que esto de alguna manera mejorará la vida de la ciudad. Pero este Batman no piensa realmente en las víctimas, en las personas que lo rodean (pues cree o se hace creer que no necesita a nadie) e incluso no piensa en si mismo como Bruce. Es la encarnación de la venganza que sólo busca quien se la pague, ni siquiera quien se la hizo. Es el Batman que sólo está reaccionando con dolor y furia como el niño que perdió a sus padres.

Lo que hace magistralmente la cinta, a través de todos los personajes que la mueven, es hacer que Bruce vaya aprendiendo que la venganza como estandarte de vida es tóxica, dañina, destructiva, insostenible e injusta, y que no es lo que la gente de Gótica realmente necesita. Cuando ve que el Acertijo piensa en el como un igual, porque este considera que ambos son avatares de la venganza en su máxima expresión que es la aniquilación total de cualquier forma de vida, cuando ve como Selina Kyle quiere destruir su vida, al igualarla con aquellos que la hicieron daño o cuando ve como el discurso del Acertijo tiene resonancia en personas que se consideran igualmente ignoradas que el villano, es cuando Bruce toma conciencia de que la venganza no es el camino que debe seguir, pues debe ir más allá de esta y su correlativa destrucción, para asumirse como un símbolo de esperanza, de resiliencia y de justicia.

Cuando terminó la cinta, y Batman se avienta esa hermosa reflexión final donde recapitula este viaje emocional yo quedé embelesado. Que hermoso es volver a sentir que hay un director que entiende a los personajes, que entiende su significado y como deben mantener su esencia a pesar de las narrativas en que se inserten. Este es un Batman que puede inspirar y emociona a cualquier persona pues es heroico, noble, consciente de sus carencias y dispuesto a mejorar, como la propia Ciudad que defiende. Es además muy loable que para contar esta madurez del personaje lo haga en un punto un poco más avanzado de su historia que ponerse la capa. Es mucho más fácil (o ha sido hecho en otras ocasiones) que nuestro personaje adquiere su versión platónica apenas se pone la capa y la mascara. Aquí no, y me parece muy lógico y valido que Batman no se volvió EL Batman tan sólo por ponerse la capa.

Mucho del éxito de la cinta también se debe reconocer a Robert Pattison que realiza una actuación fabulosa. Jamás había sentido un Batman con tanto gravitas y presencia en su aparición (en lo cual ayuda mucho el magnifico score de Michael Giacchino) como nuestro Battinson que apenas aparece en pantalla e infunde presencia y fuerza. Me encantó además que no sea un Batman que deba estarse escondiendo en las sombras todo el tiempo, sino que sea bastante visible. Sus interacciones continuas con la policía, los ciudadanos y los criminales de Gótica es una agradable sorpresa pues el Batman leyenda urbana que se esconde a la menor provocación está muy visto.

También debo elogiar su magnifica interpretación como Bruce Wayne. He leído algunas críticas al Bruce de Bobby porque no es el casanova rompe corazones frívolo y millonario en el que muchos hombres heterosexuales se proyectan, pues este Bruce es más bien tímido, retraído, socialmente inepto, solitario y taciturno. Más allá de que esas críticas obvian que lo casanova es una fachada de Bruce, lo cierto es que me parece completamente lógico y viable que un hombre que ha crecido toda su vida aislado, adolorido emocionalmente y con pocas personas en su circulo cercano sea una persona solitaria. El viaje emocional del personaje puede ser muy diverso, pero Bruce sólo comienza a volverse más humano y emocional conforme va formando su familia elegida, por eso es tan importante y notorio que la presencia de Selina Kyle en su vida y el reconocimiento de Alfred como su padre sustituto, empiecen a formar esta familia e inmediatamente vemos a un Bruce más despierto, comprometido y emocional (y en este sentido, una vez más la actuación de Robert es maravillosa).

Completan la cinta un elenco maravillosamente elegido y perfectamente dirigido donde además se bosquejan las enormes potencialidades narrativas de la franquicia. Zoe Kravitz borda una versión icónica de Selina Kyle donde no se requieren recurrir a excentricidades estilísticas para presentarnos al clásico personaje amante de los gatos. Paul Dano esta fabuloso como un Acertijo bombástico y delirante mientras que Colin Farrell es una absoluta joya como el Pingüino más realista y prometedor que la pantalla nos ha podido dar. Andy Serkis es fabuloso como el Alfred más jovial y de amor duro pero seguro que hemos visto en pantalla.

También quiero elogiar el maravilloso trabajo del departamento de producción que ha logrado crear la Gótica más actual y creíble posible. Tim Burton y Paul Dini crearon un modelo estilístico que fue el reinante durante treinta años y si bien su Gótica es icónica lo cierto es que es una ciudad perdida en el tiempo, mientras que la Gótica de Christopher Nolan es demasiado realista y por tanto un poco genérica, esta Gotham de Reeves es un ente vivo que se siente como el 2022 pero a la vez respira la ficcionalidad de una ciudad propia y original. Se puede sentir la oscuridad reinante, oprimente y asfixiante de una Gótica consumida por la corrupción, el crimen, la ineficacia, el abandono y la lacerante perdida de esperanza. Será muy hermoso, si finalmente podemos ver en el cine una Gótica que mejore y se renueve. Lo decía como chiste, pero es verdad, la primera gran reforma que necesitaría Gótica es un mejor sistema de alumbrado público que mucha falta le hace.

Finalmente, el último aspecto que quisiera mencionar de la cinta es que pese a toda la oscuridad (literal y metafórica) que plaga la cinta, lo cierto es que mis temores iniciales de un Batman oscuro y violento no se cristalizaron, pues este es un Batman que abraza su teatralidad y operística de una forma que logra balancear las exageraciones estilísticas de Burton, Schumacher y West con la sobriedad y elegancia de Nolan. Es por tanto un Batman que muestra que ambos elementos no son excluyentes o contradictorios. Terminé encantado con la cinta, emocionado como no lo había estado por una Batimania en más de veinte años y muy feliz de recordar el cariño, aprecio y

The Batman es una nueva y emocionante versión del personaje, donde el director crea un elaborado y emocionante relato con propósitos narrativos claros que cumple con eficiencia y resonancia, con un Robert Pattinson que le imprime gravitas y fuerza a su Batman, al mismo tiempo que emoción y crecimiento y un elenco de apoyo solido y espectacular. Una cinta redonda que nos recuerda las mejores virtudes del personaje y establece un universo lleno de ricas posibilidades narrativas.

«La venganza no cambiará el pasado. El mío o el de nadie más. Debo convertirme en algo más. Las personas necesitan esperanza«.

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