You are being watched. The government has a secret system, a machine that spies on you every hour of every day. I designed the machine to detect acts of terror but it sees everything. Violent crimes involving ordinary people. The Government considers these people «irrelevant». We don’t. Hunted by the authorities, we work in secret. You’ll never find us, but victim or perpetrator, if your number’s up… we’ll find *you*
Verán, siempre tuvo que ver con Batman.
Pero ya me adelanté. El martes pasado se transmitió el capítulo final de Person of Interest. Su quinta temporada fue corta, de apenas 13 episodios, que la cadena quemó sacando dos o tres por semana; el show ya estaba cancelado, y lo que importaba era acabar de transmitir los episodios que ya se habían filmado. No fue una sorpresa para sus creadores, porque aunque CBS titubeó por meses, ellos ya sabían lo que se aproximaba y tuvieron la oportunidad de darle un fin digno a la serie.
Person of Interest inició en el 2011, y durante sus cinco años jamás tuvo el reconocimiento que se merecía. Lo transmitió CBS, una cadena conocida por sus series de procesos policiacos y por sus sitcoms inofensivos pero muy exitosos. De las cadenas norteamericanas de TV abierta, CBS tiene exactamente esa reputación: es la cadena blanda, segura e insípida; el lugar en el que una serie como Supergirl apenas pudo vivir una temporada antes de que la mandaran al CW con sus shows hermanos. Person of Interest sobrevivió por cinco años porque logró esconder su verdadero ADN: durante todo ese tiempo, fue una magnifica mezcla de un show inteligente de ciencia ficción y de superhéroes, camuflado como otro show más de procedimientos policiacos de CBS.
Empecé a ver Person of Interest por la misma razón que vi otros tres o cuatro shows: Lost. Ninguna persona racional se quedó hasta el final de esa serie porque esperábamos que todas las preguntas fueran contestadas o que siquiera tuviera un dejo de coherencia lo que habíamos visto; si nos quedamos hasta que terminó fue porque sus actores de alguna manera hicieron que nos importaran sus personajes, y uno de los mejores fue Michael Emerson. Emerson fue Ben Linus, uno de los “villanos” de la serie, y uno cuyo personaje actuaba de maneras completamente inexplicables y aleatorias, pero Emerson siempre supo darle suficientes matices y facetas para hacernos creer que de alguna manera lo que hacía tenía algo de lógica. Fue probablemente el mejor actor del show. Así que cuando supe que tendría otra serie, tenía que darle al menos una oportunidad. Ayudaba que haría mancuerna con Jim Caviezel, otro buen actor.
Pero no fue sólo eso. Involucrada también estaba otra persona, cuyo apellido se convirtió casi en sinónimo de Batman para mí: Jonathan Nolan, hermano de Christopher, y escritor de The Dark Knight.
No estaba seguro de qué esperar del show; algo sobre una “Maquina” que espiaba gente o algo así. Era sobre eso, pero también fue sobre mucho, mucho más.
Emerson interpretaba a Harold Finch, un genio/millonario/recluso al que el gobierno le da la tarea de crear una Máquina que procese toda la información digital del mundo actual a la que se tiene acceso con la finalidad de prevenir un ataque como el del 11 de septiembre del 2001. Un par de años antes de Edward Snowden, de saber de PRISM y de todo lo que agencias como la NSA sacrifican para alcanzar una ilusoria seguridad, Person of Interest estaba hablando de ello en medio de los enésimos shows de policías de CBS. Finch logra su cometido con creces, logrando crear la primera Superinteligencia Artificial (o ASI) de la historia. Finch sabía del poder que tendría una entidad así, por lo que hizo todo en su poder para aislarla y prevenir que fuera usada más allá de sus parámetros originales: la Máquina sólo daría el número del seguro social de una Persona de Interés. Pero como dijo la introducción del show durante su corrida, la Máquina veía todo acto de violencia premeditado, no sólo aquellos que llevaban a un ataque terrorista. El gobierno consideraba esos actos “irrelevantes” y los desechaba. La idea de estos actos de violencia que podían ser prevenidos eventualmente causó que Finch se decidiera a hacer algo al respecto, pero no podía hacerlo sólo; un atentado lo había dejado lastimado físicamente, además de que Finch no era precisamente el tipo de persona que podía enfrentarse a criminales.
Para eso necesitaba a John Reese (Caviezel). Al igual que Finch, la historia de Reese pone a Person of Interest como un programa situado firmemente en lo que en EEUU llaman un “mundo post 9/11”. Después del ataque terrorista en NY, Reese deja a la mujer que ama para enlistarse de nuevo en el ejército, un camino que eventualmente lo lleva convertirse en un mortal y eficaz agente de la CIA. La CIA acaba traicionándolo y dejándolo por muerto en Asia, pero logra sobrevivir e intenta reencontrarse con su exnovia, para darse cuenta que su ahora esposo la había asesinado. Esto acaba de destruir lo poco que le quedaba a Reese, y se convierte en un vagabundo que, de haber seguido ese rumbo, hubiera muerto antes de que mucho tiempo pasara. Es en ese punto en su vida en el que Finch lo encuentra y lo salva ofreciéndole lo que necesitaba: un propósito. De ahora en adelante, cada vez que la Máquina les diera un nombre, sin contexto, sin saber si se trata de la víctima o el asesino, Finch, con su inteligencia, y Reese, enfundado en su traje negro, inglés y de seda, en lugar de kevlar a prueba de balas, pero igual de distintivo y hecho a la medida, se dedicaron a salvar esas personas que se consideraban “irrelevantes”.
Jonathan Nolan de alguna manera había partido a Batman en dos: una dualidad representada por la inteligencia de Finch y las capacidades físicas de Reese. Como Batman, y muchos otros superhéroes, sufren de la Culpa del Sobreviviente, lo que los impulsa a hacer algo con sus habilidades al servicio de los demás. Una eterna búsqueda de redención alimentada por lo que sólo se puede describir como compasión sobrehumana. Para Finch y luego todos los demás, no existe tal cosa como personas «Irrelevantes»
Durante los 103 capítulos de la serie, Reese y Finch crearon una familia sustituta a su alrededor. La primera integrante, Joss Carter (interpretada por la recientemente galardonada Taraji P. Hensen), fue desde el inicio 100% heroica; una policía de NY que se une a Reese y Finch, al principio sin saber exactamente cómo sabían cuando algo iba a ocurrir, pero los demás seguían el mismo patrón de nuestros heroes principales: la búsqueda – algunas veces accidental – de la redención. En el primer episodio conocimos a Lionel Fusco, un corrupto y desagradable detective que para el final de la serie era igual de heroico que cualquiera de los otros personajes. Amy Acker interpretó a Root, una hacker a quién conocimos como una versión dañada y retorcida de Finch, que desarrolló una conexión espiritual con la Máquina. El ultimo integrante del equipo fue Sameen Shaw, otra ex agente de la CIA que era la encargada de ejecutar las acciones tomadas en contra de los números “Relevantes” y que es igual de súper-ninja-Batman que Reese. Fusco, Root y Shaw iniciaron como villanos y acabaron convirtiéndose en héroes dispuestos a sacrificar sus vidas para salvar a los demás y, durante las últimas dos temporadas, fueron tan importantes para el show como lo eran Finch y Reese, convirtiéndose en una verdadera Maqui-familia.
Tal vez nunca tuvieron trajes vistosos ni distintivos (excepto por el traje negro de Saville Row de Reese) pero es innegable que el show estaba permeado en lo que era un inconfundible ethos de historia de superhéroes: heroísmo, sacrificio, la preservación de la vida (incluso la de sus enemigos, algo que la mayoría de las películas y shows de superhéroes ni siquiera logran entender) y un fuerte sentido de ética y moral. Siempre tratando de hacer lo correcto no por reconocimiento – todo su trabajo es en secreto por obvias razones – sino porque es lo que se debe de hacer.
¿Creen que exagero? Así es como Jonathan Nolan describe por qué creó Person of Interest:
We also had a commitment from the beginning, in part because the series grew out of my kind of hangover from working on the Batman franchise for 10 years. I’m very proud of those movies but one of the things that you don’t really get to do when you’re doing a Batman movie is you don’t get to tell the little stories in between that actually make Batman who Batman is. Batman is about rescuing ordinary people from random acts of violence.
Lo que menciona Nolan ahí es un componente esencial de las historias de superhéroes que tristemente se deja de lado (o en algunas, se ignora o contradice espectacularmente) en las películas porque por obvias razones todo tiene que ser GRANDE. No se puede salvar a una persona, se tiene que salvar a toda la ciudad, todo el mundo o, próximamente, todo el universo. No hay espacio para esas historias pequeñas, las que vemos en un número cualquiera de Detective Comics o Superman que no tratan sobre amenazas extraterrestres o temáticas similares. Lo cual es una lástima, porque son las que esencialmente construyen y ejemplifican el propósito del superheroísmo.
Esos actos de heroísmo los veíamos cada semana cuando se salvaba – o se detenía – a la Persona de Interes. En cada episodio, tenía que haber una víctima o un perpetrador, y aunque es parte de la formulaica naturaleza de los programas de procedimiento que hizo que el show nunca se le valorara correctamente, como dice Nolan era la parte esencial del show, y casi cada semana me sorprendía de alguna manera la manera en la que manejaban la naturaleza binaria y aparentemente tan limitada de la premisa. El show sabía cómo manejar las expectativas en cuanto a si la Persona de Interes era la victima o el perpetrador, y tenían la suficiente destreza para que la eventual revelación resultara una sorpresa. En el tercer episodio, Reese y Finch tienen que proteger a un discreto y poco conspicuo maestro de escuela…que resulta ser el kingpin del crimen más poderoso y brillante del bajo mundo de NY, un criminal que, cien episodios después, moriría tratando de salvar a Finch, manteniendo firme la temática de redención que resulta una de las partes más esenciales de Person of Interest.
Por otra parte, además del lado humano y superheroico, es también una historia de ciencia ficción firmemente anclada en el mundo real, lleno de extrapolaciones plausibles. Finch constantemente se cuestiona sobre la moralidad de crear una ASI – esencialmente, un dios superpodoroso – que bien puede volverse en contra de la humanidad, por lo que Finch siempre trata de infundirle un marcado sentido de responsabilidad, mezclado con una moderna, y pertinente, discusión sobre los límites de la privacidad y el duelo eterno con la seguridad. Esto se ve más marcado en las últimas dos temporadas cuando, cansados de las restricciones que Finch le puso a la Maquina, el gobierno decide crear otra basada en un diseño distinto…que obviamente se sale de su control y pretende dominar el mundo, no de una manera abierta estilo Skynet, sino robándonos el libre albedrío y sutilmente tratando de influenciar la economía y el gobierno – determinando elecciones, eliminando a aquellos que considera “desviados”, etc – para “salvar” a la humanidad del Gran Filtro, ese concepto que supuestamente es lo que previene a las civilizaciones alcanzar todo su potencial. Las últimas temporadas básicamente tratan de esta nuevo sistema, Samaritan, con todos sus recursos y sus asesinos, tratando de eliminar el único obstáculo en su búsqueda de dominación: la Máquina y todos sus Agentes. La serie elimina la última pretensión de ser algo que no era y se reveló como lo que fue desde un principio – aunque claro, sin olvidar el punto, que seguía siendo salvar personas.
Person of Interest siempre fue entretenida, y en múltiples ocasiones emotiva y muy, muy emocionante, pero sus puntos más altos siempre fueron cuando fue ferozmente inteligente y hasta desafiante, planteando preguntas que no contestaba de manera fácil y sencilla, presentando situaciones que eran blancas, negras y todos los matices de gris entre ellas. Nolan y los escritores obviamente se encontraban familiarizados con la conversación y léxico concerniente a las ASI, y los mostraban de una manera accesible para aquellos a los que no les interesa el tema pero notorias para aquellos a los que les fascina. Si la creación de una ASI es una inevitabilidad ¿qué es mejor? ¿Un sistema “Cerrado” (i.e. unido a una moralidad humana) o uno “Abierto”, que nos guíe quitándonos nuestra voluntad, aunque no lo sepamos?
El ultimo episodio es la confrontación final entre la Máquina, Finch, Reese, Shaw, Root y Fusco, y Samaritan, una confrontación que no todos sobreviven. No daré muchos detalles, esperando que tal vez haya convencido a alguien de darle una oportunidad a un show que subestimaron desde el principio. Diré que es un final agridulce, pero perfecto.
¿Cómo no iba a serlo? Jonathan Nolan termina Person of Interest de exactamente la misma manera que su hermano mayor terminó su trilogía de Batman con The Dark Knight Rises.
Les dije que todo era sobre Batman.
–Héctor