Uno de los principales – y recurrentes – debates entre los fans de los cómics es la idea del código moral que le impide a los superhéroes matar. En las discusiones generalmente se invoca al arquetípico héroe de acción Hollywoodense que existe en una variedad de géneros. Porque si se parte del precepto de que un verdadero héroe no mata, entonces ni Luke Skywalker, ni Indiana Jones ni John McLane lo serían. En ocasiones, el debate degenera en sacar a colación soldados o policías y se empiezan los golpes de pecho porque ¿Cómo podemos insultarlos de esa manera después de que arriesgan su vida por nosotros? El primer argumento falla porque no considera que el código en contra de matar es uno de los preceptos establecidos que forman parte de manera casi exclusiva del género de los superhéroes; y el segundo falla porque es demasiado estúpido y melodramático. Sin embargo, en ocasiones hay un tercer argumento: Batman (y Superman) mataban en sus primeros años hasta que Wertham castró a los comics en los 50’s.
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Esta argumento tiene un poco de conocimiento que paradójicamente lo hace más ignorante. Sí, Batman mataba en sus primeros años, pero por “primeros” años” me refiero a apenas casi dos, y dejó de matar mucho antes de que Wertham iniciara su cruzada. Lo que hay que entender es que este prototípico “Bat-Man” no es el personaje que conocemos ahora, sino uno que aún no se deslindaba de sus inspiraciones, y por más que resalto la Función-Autor de Bill Finger y – a regañadientes – Bob Kane, la verdad es que el personaje que conocemos ahora es el resultado de varias contribuciones individuales que van más allá de esos dos creativos.
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La forumlacion de este código de ética en contra del asesinato sí viene de causas externas, mas no de Wertham. Para entender el motivo, hay que entender el contexto de DC Comics (National Allied Periodicals en esos años) y sus ejecutivos más importantes: Harry Donenfield y Jack Liebowitz. Liebowitz tenía la visión de querer hacer de la compañía un imperio de entretenimiento pero Donenfield era un obstáculo. Durante los años anteriores, Donenfield publicaba “Spicies”, magazines que mezclaban los pulps con historias explotadoras de carácter sexual, y le gustaba enfrentarse a los censores, incurriendo incluso en acusaciones de publicar material obsceno por parte del gobierno de NY. También estaba el hecho de que tenía lazos con la mafia de la época e incluso se decía que el conocido Padrino del Crimen Frank Costello era el, bueno, padrino de su hijo. Lo que menos quería Liebowitz es que el gobierno viera más de cerca su compañía e investigara a Donenfield, por lo que se dio a la tarea de crear un código interno en 1940 (14 años antes de que se publicara Seduction of the Innocent) con el que se removería todo tipo de imágenes y sucesos que pudieran resultar controversiales. Este código resultaría la base de la Comics Code Authority años después.
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El que se estableciera este código permitió a escritores y dibujantes alejarse de las raíces que tenían estos personajes y dotarlos de un carácter único que los diferenciaría de sus predecesores de los pulps.
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Sin embargo, es un hecho que Batman mataba. Constantemente. Y explorar este corto periodo en la historia del personaje que aunque tiene mínima injerencia en cómo se muestra actualmente resulta fascinante.
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Mi propósito no es responder si Batman mataba o no, sino con qué frecuencia y cuándo acabó de hacerlo.
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Detective Comics #27
“The Case of the Chemical Syndicate” es famosa por ser la historia que introdujo el personaje al mundo. Es una extraña “adaptación” de Partners in Peril, una historia de The Shadow que había sido publicada unos años antes y de la cual Bill Finger tomó liberalmente. Casi desde el inicio, vemos a Batman dispensando justicia rápida y eficiente:
No estoy seguro si el criminal que Batman lanza de la azotea muere o simplemente queda paralítico de por vida. Lo tomaré como una muerte “Sin Confirmar”.
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Mucho más directa es la muerte de Stryker, el villano de la historia, al que Batman lo deja caer en un contenedor de químicos, porque al parecer a Batman le gusta hacer ese tipo de cosas:
¿”A fitting end for his kind“? Este Bat-Man no tiene tapujos al momento de actuar como juez, jurado y ejecutor.
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Como bonus, “The Case of the Chemical Syndicate” ha sido adaptado 4 veces. La primera vez fue en Detective Comics #387, bajo el título “The Cry of the Night is — SUDDEN DEATH” de Mike Friedrich y Bob Brown. La historia es básicamente la misma, sólo que ahora con más hippies y con Robin aprendiendo una muy importante lección sobre no juzgarlos. Ya que es un Batman más reconocible, no mata a Stryker, sólo lo azota contra el piso:
En Detective Comics #627 los dos equipos creativos del momento hicieron cada uno su versión de la historia. Marv Wolfman y Jim Aparo la convirtieron en un relato de venganza, donde la hija de Stryker se encontraba dedicada a vengar a su padre porque había quedado parapléjico cuando sus socios lo intentaron asesinar.
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Incluso le dieron su nombre de supervillana y todo: Pesticyde:
Después, Alan Grant y Norm Breyfogle hacen una versión más apegada a la original. Tiene un ángulo ambientalista pero además de eso, la trama es muy parecida. Batman no mata a Stryker en esta versión tampoco, e incluso trata de advertirle que tenga cuidado – aun así Batman tiene unas familiares palabras que decir después de la muerte de Stryker (Nótese el homenaje al estilo de Kane):
La versión más reciente viene de Detective Comics v2 #27, cortesía de Brad Meltzer y Bryan Hitch. Por primera vez en 75 años, Batman es una vez más responsable de la caída de Stryker a los químicos, esta vez gracias a una patada en la cara – aunque en un intento Byrniano de reducir el número de caídas en químicos al final se insinúa que Stryker se convierte en el Joker, porque New52 y así, pero no estoy seguro si esta historia sigue estando en la continuidad del Joker inmortal de Scott Snyder, o incluso si alguna vez lo estuvo.
Volviendo a la Era de Oro…
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Detective Comics #28
En “Frenchy Blake’s Jewel Gang” de Finger y Kane Batman se encuentra investigando una serie de robos, y despues de suplantar al Comisionado Gordon por teléfono logra descubrir los detalles del siguiente atraco y encuentra a los ladrones en una azotea:
Hmmm.. el arte no está muy claro. Tal vez no lo lanzó al vacío…
Oh. Bueno, tal vez el ladrón no murió, y aterrizó suavemente en un basurero o algo así..
Estúpido Ricky. Debió haber usado la pistola.
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Detective Comics #29
Bill Finger es removido como escritor y entra Gardner Fox para reemplazarlo. En esta historia Fox crea el primer supervillano de Batman: Doctor Death. El buen Doctor es un clásico maestro del crimen que se dedica al robo y a la extorsión usando a estereotipos ofensivos como secuaces, como todos los maestros del crimen acostumbraban en esas épocas.
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Después de detener un intento de asesinato, Batman sigue a uno de estos secuaces hasta la guarida del Doctor:
Confíen en mí. Batman jaló al pobre Jabah muy, muy fuerte y añade otra cabeza a su lista.
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En la confrontación subsecuente con Doctor Death Batman lanza un extinguidor justo antes de que el Doctor pueda utilizar su arma especial, envolviéndolo en llamas mientras Batman disfruta su flamante – e irónica -muerte:
El Doctor Death no muere así que no lo añado a la lista. Pero yo creo que ya queda claro que este Bat-Man no se anda con rodeos.
Este número es importante porque Fox hace lo que fue su mayor contribución al mito de Batman:
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Detective Comics #30
Fox y Kane traen de vuelta al Doctor Death, y esta vez la trama involucra los intentos del Doctor de robar a una anciana que había perdido todo durante la Gran Depresión. Excepto por unos diamantes. Siempre es bueno guardar unos cuántos porque convierten las Depresiones en Diversiones. El pobre Jabah es reemplazado por otro “Cosaco”, que es cómo Batman los llama:
¿Ven? Les dije que Jabah no había sobrevivido el número anterior. Doctor Death es dejado a las autoridades, así que no hay más muertes este número.
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Detective Comics #32
La sed de sangre de Batman descansó todo un número para llegar con renovados bríos el siguiente. En “Batman vs the Vampire” (de Fox, Kane y Moldoff) Batman es prisionero de The Monk y Dala, su asistente. Batman ya había determinado que se trataba de vampiros, así que después de escapar de la jaula de lobos en la que estaba cautivo (# de lobos muertos: 0) Batman decide que la mejor manera de acabar con estos dos vampiros es llenándolos de plata usando una pistola como medio de mensajería:
(¿Batman siempre trae consigo moldes para hacer balas? Vaya. Realmente siempre está preparado para todo)
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Además de los dos vampiros, tenemos el primer uso de un arma de fuego por parte de Batman. Y no sería el último.
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Detective Comics #33
“The Batman Wars against the Dirigible of Doom”, de Fox, Kane y Moldoff, está lleno de muerte y destrucción.
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Ya que tiene la palabra “dirigible” en el título, era obvio que esto sucedería, porque Fox no iba a dejar que sólo Superman se divirtiera destruyendo uno de esos como regularmente lo hacía en su título. De hecho, hacia tan solo unas semanas Superman había destruido uno en Superman #2, así que los últimos meses de 1939 estuvieron llenos de dirigibles explotando gracias a los World’s Finest.
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El Dr. Carl Kruger tiene un complejo napoleónico bien, bien literal, así que crea su ejército personal, completo con un rayo mortal y un dirigible para poder dispensar dulce olvido desde los cielos. Batman penetra en su cuartel, pero es herido por Kruger:
Claro, ese no es Batman. Mientras Kruger estaba distraído se cambió de lugar con uno de los secuaces, a sabiendas de que Kruger usaría su rayo en él. Ah que Batman tan loquillo.
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Después, Batman hace un Kamikaze en el dirigible:
No hay manera de saber cuántas personas tripulaban el dirigible, pero ya que Batman se refiere a “Those ruthless murderers” diría que había al menos otra persona además de Kruger en él. Lo voy a contar como una sola muerte.
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Kruger logra escapar, pero no por mucho tiempo:
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Detective Comics #34
“Peril in Paris” (Fox/Kane/Moldoff) es una historia verdaderamente desconcertante. Es difícil de describir. Inicia con Bruce en las calles de Paris donde se encuentra con un viejo amigo para después darse cuenta que no sólo estaba confundido y que no era su amigo, sino que la persona esta se encontraba así casual caminando por las calles sin tener cara (?!), estilo The Question. Después, Batman se involucra en un plan del malévolo Duc D’Orterre y sus (inexplicablemente llamados) “Apaches” para robarse la fortuna del tipo sin cara y su hermana.
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En un punto de la historia, Batman se pone a hablar con plantas. Plantas con rostros humanos.
Se supone que hacía unos instantes había escapado de la trampa mortal del villano que era una rueda que lo desorientaría hasta matarlo, pero comoquiera.
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El clímax de la historia es una pelea dentro de un auto, así que obviamente al final el auto acaba precipitándose al vacío:
No cuento la muerte de Duc y el conductor ya que no era la intención de Batman “desbalancear” el auto y apenas tuvo tiempo para escapar él. Declaro estas muertes “accidentales”
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Pero no se preocupen, hay más muertes por venir.
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Detective Comics #35
Bill Finger regresa como escritor para la historia de este número: “The Case of the Ruby Idol”
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La historia inicia con Batman portando un arma, aunque realmente no la usa dentro de ella.
El Macguffin es ese ídolo rubí el cual todos quieren, incluyendo los que son aparentemente sus verdaderos dueños: Hindús. Perdón. Asesinos Hindús:
Como es tan valioso, también lo buscan los chinos, porque para qué ofender sólo medio continente si puedes aventarte el continente completo:
(Supongo que el villano que es atravesado por la espada de su compañero pudo sobrevivir si obtuvo ayuda médica a tiempo, aunque tal vez Batman se quedó ahí, viéndolo como se desangraba hasta morir)
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Al final, se revela que todo era un plan maligno de Sheldon Lenox, que lo inventó todo para poder conseguir el ídolo para él. Y usó Yellowface, porque si vas a ser bien racista es mejor llegar hasta el final:
Así que Batman lo mata. Muchas historias parecen acabar de esa manera.
En los próximos ejemplares debutaría Robin, generalmente considero como una influencia que aligeró la oscuridad del personaje, y aunque eso seria cierto en los años por venir, al principio el chico maravillo resultó ser tan bueno como su mentor en eso de dispensar justicia rápida y eficaz. Todavía faltan varias muertes, así que no se pierdan la segunda parte mañana.
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—Héctor