«Mal aterrizaje, ¿eh?»
«He visto peores»
«He visto mejores»
Dirigida y co-escrita por J.J. Abrams quien regresa a terminar la saga que inicio hace cuatro años, Star Wars: El Ascenso de Skywalker se sitúa unos tres años después de Los Últimos Jedi y nos presenta a Kylo Ren (Adam Driver) rastreando al relativamente revivido y relativamente fallecido Emperador Palpatine (Ian McDiarmid), quien se escondió durante años en los bordes desconocidos de la Galaxia y tiene un inmenso ejercito listo para aplastar a la Resistencia y coronar a Ren como nuevo Emperador de la Galaxia. Asimismo, Rey (Daisy Ridley) ha seguido su entrenamiento Jedi bajo la tutela de la General Leia Organa (Carrie Fisher). Cuando sus mejores amigos, Poe Dameron (Oscar Isaac) y Finn (John Boyega) descubren el regreso de Palpatine y sus planes, Rey, Poe y Finn deberán liderar la ultima ofensiva contra la Primera Orden en un intento desesperado por destruir la tiranía que oprime a la Galaxia entera.
Jamás imagine que la propia cinta me daría la definición que estaba buscando (la cual es la cita que inicia esta crítica). El Ascenso de Skywalker se siente como una nave que viaja en llamas y apenas logra aterrizar salvando a la tripulación pero dejando un desastre a su paso y entregando la nave en pedazos.
Mientras veía esta película no podía dejar de pensar «como se nota que este tipo escribió Justice League«. El Ascenso fue escrita por Abrams a dos manos con Chris Terrio (guionista de Justice League, Batman v Superman y Argo) basados en una historia de los propios Abrams, Terrio y Colin Trevorrow y Derek Conolly (el director y guionista originales de la película hasta que Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm los corrió). No podía dejar de pensar eso porque el más grande fallo de El Ascenso es que el guion es un absoluto desastre de pies a cabeza. Un ejercicio de guionismo que haría reprobar a un alumno de primer semestre de cine.
La película (que dura dos horas y medias) se siente realmente como dos películas (y por consecuencia dos arcos dramáticos) que Abrams comprimió en una sola, lo cual termina siendo frustrante pues construye una historia enredada, por momentos confusa, llena de basura argumental (como los diecisiete McGuffins -objetos- mágicos y ridículos que mueven la historia), que en muchos casos avienta la lógica por la borda (seamos honestos, el regreso del tío Palpatine no tiene ninguna lógica más que ‘era bien poderoso’) y que se preocupó mas por llenar de nostalgia y fan service manipulador la cinta que por realmente dotar de un contexto emocional o caracterización a estos personajes.
Al ver la cinta uno advierte que Abrams tenia muy claro cual era la trilogía que quería contar (la cual era básicamente un remake cuadro por cuadro de la trilogía original) y por tanto, se empeñó, a un costa de otros elementos, de llenarnos de todos los detalles que quería contar, lo cual nos lleva a bastantes momentos inútiles que no mueven la trama y tampoco dan profundidad a los personajes (cosas como la vieja vida y amores de Poe y los amigos desertores de Finn o los Caballeros de Ren realmente no aportan nada y solo quedan como bellas notas al pie de página para estos personajes) o a aventuras que se sienten forzadas para tener a nuestros personajes juntos sin más motivos que mostrarnos que son buenos amigos, pelean como buenos amigos, se quieren como hermanos y hacen chistes -casi siempre, bastante- malos (toda la aventura de la daga mágica y borrarle la memoria a C3PO no es indispensable y tampoco es un dichado de caracterización como para que digamos ‘bueno, valió la pena por los buenos momentos’).
Esto además nos revela que la dirección de Abrams cumple con la mayoría de los elementos técnicos mínimos necesarios pero tampoco es demasiado talentosa. Es bastante atropellada y frenética en un nivel deficiente en muchos momentos (en especial los primeros dos actos de la cinta) y realmente no tiene mucho propósito más allá de revelar que Rey es la nieta de Palpatine. Es hasta el tercer acto cuando Abrams recordó porque dirigía estas cintas y logra crear un arco interesante (aunque con tropiezos como toda la paja de la diada de la fuerza y el concilio de sombras de Palpatine) con Rey y Kylo.
Si la cinta triunfa en algún nivel es mayormente porque Adam Driver y Daisy Ridley son buenos actores y lograron darle emotividad e impacto dramático a un arco argumental bien construido pero que tiene poca profundidad argumental (básicamente, Leia salva a Kylo del Lado Oscuro y recupera a Ben, Rey confronta a Palpatine, quien la tienta con la ira de su corazón, pero esta hace un acopio y recuerda que la fortaleza de un Jedi es siempre levantarse y juntos vencen al Emperador).
Es realmente bello la emotividad que Driver imprime a sus escenas: la muerte de Kylo y el renacimiento de Ben, la ultima batalla de Ben Solo y el beso de amor verdadero de Ben y Rey son mis momentos favoritos de la película. Driver deja su corazón en esas escenas y logra conmover y motivar a la audiencia a preocuparse por estos personajes. Igualmente, la muerte de Leia y cuando Rey recibe la fuerza y mensaje de todos los Jedi del pasado son bellisimas.
Hablando de Leia, no me convence del todo el uso de tomas no usadas de El Despertar y Los Últimos Jedi que la cinta hace de pietaje con Carrie Fisher para poder armar el arco final de Leia. Como que el montaje no esta bien logrado pues se siente poco natural, desincronizado y desarticulado la mayor parte del tiempo (enserio, parecen escenas de Belinda hablando con su gemela en la telenovela Cómplices al Rescate). Además son escenas que salvo el abrazo de despedida entre Leia y Rey no aportan demasiado. Es hasta que Abrams hace lo que necesita con Leia (que haga un ultimo llamado a Ben y lo saque de las sombras), que el uso del pietaje de Leia se siente adecuado, conmovedor y bonito. De cualquier manera uno no puede dejar de pensar, la maravilla que habría sido si Carrie no falleciera prematuramente y hubiéramos gozado su presencia en esta cinta. Leia siempre fue la mejor.
Su personaje no tuvo un arco de crecimiento tan maravillosamente logrado como en The Last Jedi, pero Poe Dameron sigue siendo el héroe más grande todos los tiempos y aquí lo refrenda. Poe sigue su proceso de madurez y se vuelve el General Poe Dameron. Un héroe inspirador, valiente, compasivo, y siempre entregado a los demás. Finn realmente no tiene un arco en la cinta, pero ahí esta; y es bien decepcionante que Abrams hiciera a un lado un personaje tan maravilloso como Rose (Kelly Marie Tran). Trajo a Maz Kanata (Lupita N’yongo) nada más para estar ahí y les inventó unos intereses románticos a Poe y Finn en la forma de Zorii Bliss (Keri Russell) y Jannah (Naomi Ackie) de quien no pude dejar de pensar todo el tiempo que eran unas pantallas para que dejáramos de dudar de la heterosexualidad de Poe y Finn (en mi head canon, ambos se aman, se casan una vez restaurada la República y tienen cuatro hijos adoptados y uno por vientre subrrogado de Rose).
No me molesta demasiado el uso desmedido de fan service que tiene la cinta pero tampoco me entusiasma. Una vez más, el uso de los fantasmas Jedi desde el cielo es bonito y Han Solo hablando una ultima vez con su hijo es algo auténticamente conmovedor. Otras cosas como Lando Calrissian, viajar a las ruinas de la Estrella de la Muerte, entre otras, están bien pero no me enloquecen. Tampoco lo repruebo porque todos tenemos derecho a nuestros shots de nostalgia y de ‘ah, que bella era la vida’. Mark Hamill se puede dar palmaditas en la espalda porque al fin lavo su honor como héroe mítico y no el anciano amargado que lo obligaron a actuar en The Last Jedi.
Al final del día, más allá de que Abrams haya ignorado o invalidado The Last Jedi, mi principal decepcion con esta cinta es lo vacía, inocua y plana que se siente contra su antecesora. The Last Jedi nos muestra el potencial argumentativo que puede alcanzar Star Wars; es una cinta bellísima que explora las más grandes temáticas de la saga: la búsqueda de la libertad y las causas por las que uno lucha por ella, la Fuerza como una motor viviente que nos rodea, su veredero sentido y el poder corruptor de los mitos, aun los aparentemente buenos; la madurez que brinda la experiencia en el cómo saber elegir nuestras batallas y nuestras estrategias. Todo eso y más. Aquí no hay nada de eso. Si acaso, una historia de redención, dos historias de sacrificio, una historia de heroísmo y una historia de amor frustrado como elementos narrativos interesantes (con docenas de huecos por todos lados, y en el mejor caso como elementos narrativos, no temáticos).
El Ascenso de Skywalker falla y decepciona porque tenemos a un director más preocupado por contar datos inútiles de los personajes y en manipularnos con nostalgia para hacernos sentir emoción que contar una historia bien estructurada y dirigida. La fuerza y talento de cuatro de sus actores, salvan la cinta y logran aterrizar un final frustrante para la saga.