VI. Hey, Kid

Ben Solo nunca maduró.

Su desarrollo emocional se vio truncado el momento que una debilidad de su tío le dio la excusa para mantenerse en un estado de estancamiento moral. Creó una persona artificial llena de significados huecos y vacíos. Un casco que recordaba a la versión corrompida de su antepasado. Un sable maltrecho, desfigurado, que nunca logró hacer funcional bien, de centro, un cristal inestable. Metáfora tras metáfora.

Se convirtió en “Kylo Ren”. “Kylo” no era ni siquiera un villano. Era la idea infantil de un niño asustado de lo que debería ser un villano, usada para esconder sus vulnerabilidades.

Eso no significa que dejara de ser en ocasiones cruel, vil y manipulador. Siendo una película de Star Wars, su redención era esperada, pero tendría que tener un verdadero peso dramático para podérsela vender a la audiencia.

Si hay algo que hace bien The Rise of Skywalker es esto.

Primero, se requirió de un ultimo sacrificio materno por parte de Leia para purificar su alma y cortar la unión que tenia con Palpatine. Luego, la compasión de Rey para sanar su cuerpo. Pero Ben tenia que enfrentarse a lo que fue su crimen imperdonable: su patricidio.

Tengo que decir que cuando la sorpresa de ver a Harrison Ford una vez más como Han Solo pasó me llené de aprensión. La ultima vez que Chris Terrio escribió una escena donde el subconsciente de su deuteragonista se manifiesta en la forma de su fallecido padre este le dijo básicamente “déjalos morir. El heroísmo no sirve”, pero si algo tiene Abrams es su falta de cinismo, así que para mi beneplácito esto no es lo que ocurre. Han regresa para darle la final forma de catarsis a su hijo: primero necesitamos perdonarnos nosotros mismos antes de buscar la expiación de nuestros pecados.

Aquí es importante recalcar lo mencionado: no es Han. No es su espíritu o un fantasma o una manifestación de la Fuerza. Es Ben Solo reconociendo una verdad dura: a pesar de todo, a pesar de sus fallas y sus crímenes; a pesar de que lo mató en un intento fútil de despojarse de cualquier rastro de humanidad, su padre lo amaba. Ben Solo es una persona con valía. La primera vez que dice “I know what I have to do but I don’t know if I have the strength to do it” lo hace con dolor, furia y miedo. La segunda vez que lo hace, es con determinación. Ben quería matar a Han, y esa muerte solo trajo dolor y más dudas. Lo que necesitaba era matar a Kylo Ren. 

La diferencia es impresionante. Durante dos y media películas, “Kylo Ren” actuaba constantemente con la enorme carga emocional que lo estaba oprimiendo. Una vez que deshecha el significante más poderoso de su persona artificial, Ben Solo es…libre. Es la mejor palabra para describirlo. Y en una magistral decisión de Abrams llevada a cabo a la perfección por Adam Driver (que, sobra decir, es un tesoro en esta serie) eso significa…actuar como Han Solo. Ben Solo no es la lugubre figura de ominosidad que era “Kylo”, sino el carismático y desenfrenado rogue que era Han Solo. Ben es libre de tomar la mano de Rey y unirse para confinar a ese mal milenario renacido al basurero de la historia.

A costa de su vida.

Hay una conversación interesante sobre el significado de la redención y el sacrificio que no voy a abordar muy a fondo. Diré que algunas veces ambas decisiones van ligadas, no había manera para Anakin Skywalker de redimirse sin sacrificarse, pero no creo que este sea el caso con Ben. Su redención vino en el momento en el que decidió despojarse de las ataduras que le conferían las manifestaciones de “Kylo Ren”. Su sacrificio nace de un lugar más primordial, de lo que mencioné hace 2,000 párrafos: es lo que hacen los Jedi. Ellos dan, no quitan. Palpatine usaba ciencia o magia para extender antinaturalmente la vida, despojando cruelmente a aquellos que la poseen. Ben usó sus poderes para dar vida a Rey, aunque perdiera la suya.

En eso no hay absolutamente ninguna duda: Ben Solo murió siendo un Jedi. Como su abuelo, su tío y sí, también su madre antes que él.

VII. The Weapon of a Jedi

Luke Skywalker es mi personaje favorito de la Saga y en el Top 3 de toda la ficción. Soy extremadamente protector de su personaje y su significado.

El Luke Skywalker de The Rise of Skywalker no es solo es el Luke perfecto, sino que es el mejor Jedi de toda la Saga.

Es el Luke perfecto porque es el Luke que vimos al final de The Last Jedi. Muchos interpretan su dialogo sobre la importancia del arma de un Jedi como un ataque a The Last Jedi. Terrio afirma que no, pero sus intenciones, positivas o negativas, son inmateriales. El Luke que tira el sable como si fuera basura al inicio es el Luke quebrado, envejecido, amargado y perseguido por sus errores. El Luke que proyecta una imagen platónica y perfecta de sí mismo a través de la Galaxia blandiendo ese mismo sable es el que se da cuenta que los símbolos importan. Dos años después y muchos parecen seguir sin entender The Last Jedi: no era sobre matar el pasado, sino celebrarlo. Luke murió con paz y propósito. Ese es el Luke que vemos en The Rise of Skywalker.

Esa no es la razón por la que veo como el mejor Jedi, sino porque, casi por primera vez, un Jedi demuestra confianza.

Imaginen la cantidad de problemas y atrocidades que se hubieran prevenido sino los Jedi hubieran tenido confianza entre ellos. Si el Consejo Jedi hubieran confiado en que Qui-Gon se había encontrado con un Sith y con el Elegido en lugar de tratarlo como un viejito loco que alimenta palomas. Si Obi-Wan hubiera confiado en que Anakin era tan capaz como creía serlo, y si Anakin le hubiera devuelto esa confianza contándole sus miedos, dudas y su amor por Padme. En la Trilogía Original, ¿no hubiera sido mejor que confiaran en que Luke era capaz de manejar su origen? Incluso en Return of the Jedi, en la escena que más se acerca a esta, Luke está convencido en que aún existe humanidad en Darth Vader y Obi-Wan es basicamente “lolz, no, tú mátalo”. 

Los Jedi tuvieron muchos pecados. Y uno de los más grandes es que eran unos bastardos condescendientes.

Luke no. Luke tiene dos propósitos en esa escena: recordarle a Rey que la sangre no es el destino (una lección que él mismo aprendió) y que huir no resuelve nada (una lección que la misma Rey le enseño) y, también muy importante, confiar en que ella va a actuar de la manera correcta. Sin sermones, simplemente un Maestro tratando a su Padawan como un igual, como un adulto.

(Esto es J. J. Abrams en su punto mas alto: haciendo honor al pasado pero sin dejar duda que esta es la historia de Rey. Maldita sea, J. J., porque pierdes tanto tiempo en estupidices sin sentido cuando puedes hacer las cosas bien.)

La confianza de Luke no es ciega, sino que es enteramente justificada. Rey es a Hero among Heroes. Es incluso más heroica que el mismo Luke. Rey es una heroína en el molde clásico de héroes occidentales cuya fortaleza moral jamas se pone en duda. Puede tener miedos y dudas, sí, pero nunca su capacidad para hacer lo correcto. La fuerza de Rey viene de su irreducible compasión. Compasión por todos los seres, orgánicos e inorgánicos. Ya sea su antagonista, una horrible serpiente gigante o un robot que muchos confinarían a un Jawa.

Shmi Skywalker nos habla de cómo la compasión y el deseó de ayudar era la más grande fortaleza de Anakin. De Luke aprendió la sabiduría y de Leia su resiliencia. De todos ellos comparte la valentía y el coraje. Tal vez no sea una Skywalker de nacimiento, pero definitivamente es una Skywalker.

Hay un par de confusos simbolismos en el final, pero los dos más importantes son claros y resonantes: la búsqueda de la identidad que marco el inicio de la Jornada para Rey termina con ella decidiendo quién es, mientras que el atardecer binario siempre ha significado una cosa en Star Wars: esperanza de un futuro mejor.

Nada mal, si puedo decirlo.

VIII. Good People

Hay otros puntos para destacar rápidamente. Star Wars es sobre muchas cosas: familia, destino, redención, sacrificio pero hay otro aspecto primordial que ha estado ahí desde el inicio: las estructuras rígidamente autoritarias son inherentemente vulnerables a la disrupción causada por el deseo de libertad individual manifestado en la union colectiva.

O en otras palabras: Good people will fight if we lead them.

Después de múltiples escenas de acción francamente soporiferas, el final es puro Star Wars. La Orden Final, incapaz de hacer frente a la inspirada insurgencia con una cadena de mando mutable, se desmorona gracias al espíritu colectivo y a su propia incapacidad de hacer frente a las divisiones causadas por su autoritarismo secular y teocrático.

Además, hay caballos espaciales.

Por otra parte, hay bastante inconsistencia en el manejo de personajes que no son Rey o Ben. Si bien Poe recibe un destacable arco que continua y concluye lo iniciado en The Last Jedi, Finn es una maraña de oportunidades desperdiciadas. Su evolución de héroe renuente, a orgulloso miembro de la rebelión a general es honorable, pero es inexplicable que hayan dejado ambigua su sensibilidad a la Fuerza y su potencial como Jedi. Igual de inexplicable es la insinuada relación entre Lando y Jannah. ¿Dónde se supone que tendríamos respuesta a esto? ¿Realmente dejó Abrams esto a cargo de los escritores de libros y cómics? Porque aunque John Boyega probablemente esté con nosotros cuando en 20 años hagan los siguientes episodios, no creo que aplique para el maestro Billy Dee, quién por cierto a sus 82 años sigue siendo un sol derrochando carisma, como siempre.

Por último, Leia. Nuestra amada Carrie Fisher que sigue mereciendo una entrada solo para ella que vendrá sin duda pronto. Por ahora solo diré que había varias opciones y todas eran malas; lo que vimos fue lo mejor que se podía hacer dentro de las circunstancias y a pesar de esto la película le rinde su merecido tributo a la Princesa de Alderaan, Senadora, Generala de la Resistencia y, al final de su vida, Maestra Jedi.

IX. The Final Word

The Rise of Skywalker es, como la mayoría de las películas de Star Wars, imperfecta (para el récord, solo las primeras dos y The Last Jedi lo son), ademas de que adolece de la enorme cantidad de expectativas generadas por los fans. Para muchos, esta será la peor de la serie, igual como muchos aseguran que Revenge of the Sith es la peor de las precuelas cuando claramente no lo es. Incluso conozco personas que ponen a Return of the Jedi hasta el fondo, cuando obviamente ese lugar le corresponde a Solo.

Muchos la interpretan como una capitulación hacia los despreciables fans tóxicos pero la sola idea me parece incongruente con la realidad. Ese tipo de fan tóxico ha estado ahí desde que Abrams decidió hacer a una mujer la protagonista de esta trilogía, y si acaso The Rise of Skywalker le da más poder, más importancia y más protagonismo a Rey. Otros la catalogan como parte de un metacomentario contra The Last Jedi, algo que tiene un poco más de sentido, pero no necesariamente es negativo; Abrams tenia su Cajita de Misterios que quería abrir y lo hizo y en ese caso podemos culpar a todos: a Abrams por su terquedad, a Johnson por hacer lo que quiso y a Kennedy por fallar miserablemente en poner un orden a la franquicia.

Como geek que habla con fluidez 6 millones de ñoñadas, tengo que admitir que los fans de Star Wars son únicos en su apego y reacción a las películas que componen el objeto de su afición. Tal vez sea por la naturaleza serial de la saga y el tiempo entre entregas — décadas, en el caso de las trilogías — que tenemos la tendencia de crear una historia en nuestras cabezas y reaccionamos con furia y enojo cuando los autores, ya sea Lucas, Abrams o Johnson, no nos dan la historia justo como la imaginamos. El juicio que hacemos va más allá de los méritos que pueda tener, y nos enfocamos en qué tan apegada es a nuestra preconcebida visión.

Esa visión se osifica y nos volvemos rígidos y dogmáticos hasta que la discusión se torna personal, tanto en contra de nosotros mismos, de los “campos” en los que nos dividimos, como en contra de las personas que nos cuentan estas historias, llenos de enojo e ira en contra de aquellos que piensan diferente y buscamos a aquellos que piensan igual que nosotros.

Nos convertimos en el Imperio.

Sí, sin duda hay fans asquerosos que odian las secuelas por el simple hecho de que la protagonista es una mujer y el elenco esta lleno de personas de color, Star Wars nos enseñó a pelear contra ellos, pero no todos los fans son así. Algunos tenían una enorme inversión emocional en el romance entre Ben y Rey, y a otros les hubiera gustado que el trio original tuviera otro destino. ¿Cuál es el objetivo de gritarnos entre nosotros, cuando el punto es el cariño que le tenemos a esta historia. A pocos días de estrenarse esta cinta, el hashtag #ThankYouRianJohnson se popularizó, a lo que llevó como respuesta un #ThankYouJJAbrams como si fuera imposible agradecer a ambos, porque las secuelas es el resultado de ambos. Fue Abrams el que creó a Rey Skywalker y Ben Solo, y se encargó de que el elenco no fuera puro hombre blanco. El sentó las bases para que Johnson pudiera venir y darle profundidad a estos personajes y hacerlos evolucionar. Al final, Abrams regresó para tratar de darle un cierre y complacerlos a todos, una tarea tal vez fútil pero bien intencionada.

¿Es esta la palabra final en la historia de Skywalker? Bueno, no; hay múltiples cómics y libros en camino que seguirán hablando de este famoso linaje, y en un par de meses se estrena la nueva temporada de Clone Wars, y hay muchos rincones por explorar entre el tiempo de las originales y las secuelas, pero el futuro de Rey, Finn y Poe es incierto. Durante 25 años, la historia de Luke, Han y Leia se siguió contando en otros medios, aunque les advierto: si en 20 años llega un fan que creció amando a las precuelas para hacer los episodios X-XII lo más probable es que vaya ignorar todo eso. Pero no se preocupen, como un gran escritor dijo alguna vez, esta es una historia imaginaria. Como lo son todas.

Mientras tanto, apagan las luces, súbanle al volumen, y regresen a una galaxia muy lejana, tratando de recordar por qué se enamoraron de sus historias en un inicio.

May the Force be with You.

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