Hay genuina emoción en la interpretación de Andrew Garfield, tanto fuera como dentro del traje. Por más aciertos que tuvo Sam Raimi adaptando a Spider-Man, siempre le faltó ese lado juguetón del personaje, que está disfrutando lo que está haciendo. Uno de los preceptos más importantes del Trepamuros es que su identidad enmascarada es un escape de su vida personal; así que, por más preocupado esté Peter por lo que ocurre en su vida, cuando es Spider-Man su personalidad cambia completamente; la máscara lo libera de las ataduras sociales y psicológicas de su mundana vida. Spider-Man debe de ser gracioso, afable y agradable, y por primera vez vemos a este personaje en la pantalla grande, muy lejos del sonambulismo que proyectaba Tobey Maguire en el rol. Raimi se preocupaba en exceso que sus actores mostraran el mayor rango de expresión facial posible, por lo que desenmascaraba al personaje a la menor provocación; Webb, en cambio, no olvida que todo el cuerpo y la voz pueden ser usados para transmitir emoción, por lo que no siente la necesidad de quitarle la máscara en todo momento. Además, con todo respecto a Steve Ditko y John Romita Sr., pero el hacer los ojos de la máscara más grandes vuelve a todo su aspecto visual inmediatamente más amable y digno de confianza. Si a esto le agregamos unos efectos visuales refinados a lo largo de doce años de evolución, nos trae la mejor representación de nuestro Amistoso Vecino que hemos visto en pantalla.

Si Kirsten Dunst es el peor ejemplo de un personaje femenino en una película de superhéroes (y lo es), entonces Emma Stone es uno de los mejores. Tengo que admitir que jamás he entendido la fascinación con Gwen Stacy. He visto topes de puertas con más complejidad que su personaje en los comics. La razón por la que algunos Spider-Fans la consideran el gran amor de Peter se me pasa totalmente por encima de la cabeza. Es un personaje cuya única relevancia es que murió en una época en la que la muerte aun significaba algo en los comics. Eso sí, puedo decir que murió de la misma manera en la que vivió: como un bulto. En la Gwen Stacy original teníamos un personaje que carecía de personalidad, cuya caracterización se limitaba a una superficial “niña buena” y que no tuvo la más mínima agencia en las circunstancias que llevaron a su muerte. Los realizados de esta saga vieron todo eso y dijeron: “vamos a hacer todo lo contrario.” Esta completa falta de fidelidad al material fuente nos dio una Gwen Stacy que es valiente, más valiente que el personaje principal, porque se mete en las mismas situaciones a pesar de que su único poder es extreme sassiness e inteligente, más inteligente que el mismo Peter Parker, ya que en ambas películas ella es la que ha utilizado los poderes de la ¡CIENCIA! para derrotar a los villanos. No sólo eso, mientras que en los comics Gwen muere después de ser raptada y se la pasa toda la pelea inconsciente, en la cinta, Gwen tiene que burlar los caballerosos y adorablemente sexistas intentos de Spider-Man por alejarla del peligro y hace hincapié en que se puso en peligro bajo su propia voluntad. Aunque hay algo inherentemente sexista en matar a un personaje femenino para hacer crecer emocionalmente al protagonista masculino, al menos en Amazing Spider-Man 2 muere un verdadero personaje lleno de cualidades humanas.

Ahora, si me disculpan, procederé a hacer declaraciones autoritativas sobre un personaje que jamás me ha gustado pero que por cualquier razón he disfrutado sus historias mucho más en tiempos recientes que las de aquellos de los que ostensiblemente soy fan. La motivación de Spider-Man se resume en el aforismo inmortal de Stan Lee: With Great Power Comes Great Responsability. Ese es su Porqué. Su Cómo se ha descrito en ocasiones como sacrificio, pero el punto más importante del personaje es perseverancia. Perseverancia frente la adversidad. No es coincidencia que una de las historias más celebradas del personaje sea Amazing Spider-Man #33, donde se enfrenta a toneladas de maquinaria en lo que es una externalización de su lucha interna por no darse por vencido. Sí, ha habido ocasiones en las que Spider-Man renuncia, pero solo lo hace por un poco tiempo, y siempre regresa a usar sus extraordinarios poderes cuando amenazas extraordinarias lo ameritan. Después de ver Amazing Spider-Man pensé que sería demasiado que el Capitán Stacy muriera en esa cinta y Gwen en esta; pensé que debería de haber un respiro entre las cintas; que dos muertes tan importantes sería demasiado, pero ese es el punto de Spider-Man: él falla. Falla constantemente pero a pesar de eso nunca se da por vencido, y es ahí donde realmente radica su marca personal de heroísmo. Rara es la película de superhéroes capaz de darme un nuevo entendimiento de su personaje principal, y Amazing Spider-Man 2 forma parte de esa atípica cepa.

Las dos próximas películas de superhéroes involucran mapaches parlantes y racismo fantástico, así que prometo que será la última vez que sueno como disco rayado este año, pero tengo que mencionar otra vez la naturaleza del heroísmo y como se refleja en una película de superhéroes. El género de las mallas es tan rico y lleno de variedad como cualquier otro, y soporta una multitud de interpretaciones; pero en lo que respecta al tradicionalismo de héroes como Spider-Man el espectro es relativamente estrecho, y está sujeto a nociones clásicas de heroísmo. En el caso del Arácnido, hay un enlace fundamental entre éste y el público en general, por lo que es primordial mostrar la preocupación de Spider-Man respecto al daño colateral de sus acciones. El Spider-Man de Marc Webb cuida porque los enfrentamientos con sus enemigos no desemboquen en un despliegue de machismo desenfrenado que no tiene más significado que el de someter a sus oponentes.

— Spider-Man como un héroe inspirador.

Aunque esta cualidad de “Héroe del Pueblo” siempre ha estado presente el personaje, sus acciones eran recibidas de manera agridulce por el público en general, dada la disposición del público del universo Marvel de separar a sus héroes en Amados y Admirados y Temidos y Odiados y al completamente arbitrario posicionamiento de Spider-Man en este segundo grupo. Pero desde que Raimi hizo su primera película decidió darle a Spidey el reconocimiento del público que se merece, y Webb continua y agranda esta tradición, cimentando la posición de Spider-Man como un héroe inspirador. Podemos decir que si un niño en pijamas se enfrenta a un criminal portando varias toneladas de armamento va a sufrir una muerte horrible, porque eso es lo que mundo real nos dice y el mundo real es en ocasiones un lugar horrible en el que pasan cosas horribles; pero el propósito de las historias es hacernos creer que esto no lo es todo, y desde ese punto de vista tal vez no es tan insólito creer que no es ingenuidad o credulidad el pensar que hay personas que pueden ver más allá de sus tragedias personales y dedicarse a ayudar a los demás.

Eso es, según el monologo final de Hugh Jackman en The Prestige, una de las cualidades de un verdadero mago. Así que tal vez no le di suficiente crédito a Marc Webb después de todo.

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